Sonámbulo, el viento,
obliga a golpearse a las persianas
de mis ventanas.
Tiemblan los vidrios,
una cortina audaz, se escapa no la dejo,
aunque ella quiera ir a bailar,
porque el timbó,
está tocando sus castañuelas…
Pétalos como besos en el cantero
juegan a girar abrazados,
y con rayos de luz en el cielo,
los cipreses escriben palabras de amor.
Noche de luna llena.
En la tierra se empantanó el agua
y los reflejos son redoblantes silenciosos
en tambores negros como la misma tierra.
La llamada silenciosa convoca
y los truenos suenan en lonjas estremecidas
y medio mundo escucha el resonar del tiempo.
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