jueves, 16 de junio de 2016

A la deriva


El tiempo pasa y pasa
y él sigue anclado allí.
Se siente envejecido
y como anciano solo
a quien nadie llega a visitar.
Sólo gaviotas, 
y las olas saladas del mar
a quienes el viento empuja y estrella
contra su cuerpo endeble
que parece ya no resistir.
El viento es tan fuerte,
ya siente que se mueve.
La tormenta lo zarandea
de aquí para allá
hasta que se libera el ancla
y se va a la deriva
¡quién sabe a dónde
habrá ido a parar!
Quizá lo frenó alguna
playa de arenas doradas,
y allí habrá terminado
 su loca carrera
y será su nuevo hogar…
¿para siempre,? ¡quién lo sabrá!
También puede haberse quedado
dormido…en el fondo del mar.

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