A
la deriva
El tiempo pasa
y pasa
y él sigue
anclado allí.
Se siente
envejecido
y como anciano
solo
a quien nadie llega
a visitar.
Sólo
gaviotas,
y las olas
saladas del mar
a quienes el
viento empuja y estrella
contra su
cuerpo endeble
que parece ya
no resistir.
El viento es
tan fuerte,
ya siente que
se mueve.
La tormenta lo
zarandea
de aquí para
allá
hasta que se
libera el ancla
y se va a la
deriva
¡quién sabe a
dónde
habrá ido a
parar!
Quizá lo frenó
alguna
playa de
arenas doradas,
y allí habrá
terminado
su loca carrera
y será su
nuevo hogar…
¿para
siempre,? ¡quién lo sabrá!
También puede
haberse quedado
dormido…en el
fondo del mar.